jueves, 12 de marzo de 2015

"La evolución del estilo egipcio en la danza árabe"

La evolución del estilo egipcio en la danza árabe

bailarinas egipcias
Para quienes aspiramos a ser “puristas” dentro de la danza oriental (raqs sharqi), el estilo clásico egipcio es un referente indiscutido. No obstante, desde los años 30 del siglo pasado (década en la comenzó el auge de la danza árabe de la mano del cine egipcio) hasta la actualidad, este estilo ha experimentado una evolución sobre la cual hablaré a continuación ejemplificándola con videos de algunas bailarinas icónicas.
Tomemos como punto de partida a la bailarina egipcia Samia Gamal, que nació en Dana en 1924 y cuya mentora fue nada menos que Tahiya Carioca. Samia fue además pareja del cantante, compositor, laudista y actor sirio Farid El Atrache. A lo largo de su carrera, participó en 39 películas.
Sus movimientos más característicos se basan en medias lunas, círculos, camels y un trabajo de brazos constante a la altura del pecho. Tiene una sonrisa que refleja seguridad en sí misma y alegría.
Otro icono de la época de oro de la danza árabe es Souhair Zaki, que nació en 1944. Su baile se caracteriza por sus graciosos movimientos de manos, los dislocamientos laterales de cadera, junto con círculos amplios y sus mágicos ochos. Sus echadas de espalda hacia atrás, su candor, su ritmito sabrosón de cadera, su graciosa figura curvilínea…sus twists con shimmy.
Fue la primera bailarina en usar la música de la famosa cantante egipcia Um Kulthum. Mohammed Anwar Al Sadat, el tercer presidente de Egipto, la llamó la “Um Kulthum de la danza”. Sobre su baile, dijo: “como ella canta con su voz, tú cantas con tu cuerpo”. La última película en la que bailó fue Ana Eli Astahel en 1984. Actualmente continua bailando en festivales de danza oriental en Egipto e impartiendo seminarios.
Otra de las bailarinas egipcias más famosas es Fifi Abdo. Nació en 1953 y empezó a bailar a los 14 años. Su estilo se caracteriza por sus enérgicos shimmies laterales y en camel, ochos de cadera y golpes ascendentes y descendentes de cadera, el trémolo del laúd en el meneo constante y breve de sus caderas y un círculo completo y lento con la espalda echada hacia atrás.
Bailó en hoteles como Le Meridien, Mena House Oberoi y El Gezira Sheraton. Ha llegado a cobrar hasta 10,000 dólares por sus presentaciones. Se dice que tiene 5,00 trajes de danza, y el más caro de ellos cuesta 40,000 dólares. Actualmente sigue participando en programas de televisión relacionados con la danza árabe.
(Para leer la historia de las bailarinas más famosas de la época de oro, visita esta entrada de mi blog: https://unmundodeluz.wordpress.com/2012/06/20/la-epoca-de-oro-de-la-danza-arabe/)
Dina es, por mucho, la bailarina egipcia más cotizada de las últimas dos décadas. Su danza se caracteriza por sus shimmies interminables y sentidos, sus círculos completos de cadera con el trasero hacia el público (argh!), sus rebotes de pecho, sus trajes escandalosamente atrevidos y su sonrisa, de quien se sabe una trasgresora exitosa que se dedica a lo que ama. Sus giros para rematar. Sus pechos rebotan mientras vibra con su breve cintura engalanada con una cadena de oro alrededor de ella. También están sus características carrerillas traviesas por el escenario.
A sus casi 50 años, sigue siendo un mujerón. Está casada con un empresario egipcio orgulloso de su baile. Su hijo también lo está, pese a que ambos son musulmanes. Ella dice que su momento de cubrirse aún no ha llegado. En 2011 publicó el libro “Huryati Fi Al Raqs” (Mi libertad en la danza).
Empezó su carrera a principios de los años 70, con el famoso grupo egipcio de danza folklórica Reda Troupe. En los años 80 se volvió solista y en los años 90 empezó a bailar en hoteles como el Sheraton. Actualmente imparte seminarios por todo el mundo, en el Festival Ahlan wa Sahlan de El Cairo y baila en el hotel Intercontinental Cairo Semimaris y en bodas, además de haber participado en distintos programas de televisión.
Para leer su historia completa y ver más videos y fotos de Dina, lee esta entrada de mi blog: https://unmundodeluz.wordpress.com/2013/03/25/el-fenomeno-de-dina-la-bailarina-egipcia/
Junto con Dina, Randa Kamel es una de las bailarinas egipcias más famosas de la actualidad. Baila en el crucero Nile Maxim del Hotel Marriot, además de viajar por todo el mundo impartiendo seminarios.
A los 15 años entró a estudiar folklor egipcio con el famoso grupo Reda, del cual formó parte durante 7 años. Randa comenzó su carrera como bailarina profesional de danza oriental a los 21 años, en Alejandría, en donde vivió por dos años. Posteriormente, se mudó a El Cairo y trabajó en restaurantes y cabarets durante cuatro meses hasta que entró a trabajar al Hotel Meridien de El Cairo, en donde compartió el escenario durante una semana con la famosa bailarina Fifi Abdou. (Para leer toda su historia, visita esta entrada de mi blog: https://unmundodeluz.wordpress.com/2012/09/07/randa-kamel-de-egipto-para-el-mundo/)
Sus shimmies son como terremotos y su estilo es sumamente dinámico. Suele interpretar una frase musical de 8 tiempos con 8 pasos distintos. Algunos de sus movimientos más característicos son el caminado con shimmy y golpe hacia atrás, los círculos completos con shimmy, sus brazos altivos y perfectamente colocados en todo momento, sus constantes giros y su encajado y desencajado de cadera hacia el frente y hacia atrás. Sus giros múltiples y sus brazos en círculo hacia adelante, como nadando de croll, sus golpes de vientre hacia adelante, sus brinquillos, sus círculos de hombros hacia atrás, sus círculos imposibles en el escenario en los que mueve la cadera hacia al frente con shimmy y remata el acento.
(Tuve la fortuna de tomar 3 seminarios con ella en México en 2012: clásico oriental, moderno y baladi).
Aunque menos conocida internacionalmente que Dina y Randa, Aziza es una bailarina egipcia que ha cobrado fama en los últimos años. Su baile se caracteriza por la perfecta sincronía con la música, que no deja ni un acento sin marcar, sus shimmies que fluyen como cascada y sus ochos africanos (también conocidos como omies). En su estilo, twist y camel caben en una misma frase musical, e incluso una ligera argentinización de los pasos laterales, en los que la cadera arrastra al torso y el torso a la cabeza.
Otras bailarinas egipcias conocidas son Nancy, cuya danza también se distingue por sus shimmies inagotables y sus movimientos sutiles, y Nagwan, que baila con una alegría contagiosa que tuve la fortuna de ver en vivo en Mayo de 2010 en un viaje a El Cairo. También, en este solo de percusión en el crucero Nile Crystal, un claro ejemplo de cómo la bailarina puede llevar la batuta al guiar al derbakista con el cuerpo.
Existen otras bailarinas que, aunque no son egipcias de nacimiento, han llegado a dominar este estilo. Una de ellas es la rusa Nour, que comenzó su carrera como bailarina de danzas folkóricas de Uzbekistán, Tayikistán y Azerbaiyán. Su amor por la danza árabe, que descubrió con Nagwa Foaud, la llevó a El Cairo, en donde se casó con el cantante sirio Yasser Al Souvery y desarrolló su delicado estilo.
nesmaOtro ejemplo es Nesma de España, elegantísima bailarina que fue miembro del famoso grupo de folklor egipcio Reda Troupe, la única extranjera en haber ocupado el puesto de bailarina principal. Llegó a bailar en el Nile Maxim con música en vivo, el mismo escenario en el que se ha presentado Randa Kamel, acompañada nada menos que de Khamis Henkesh. (Tuve el privilegio de tomar un seminario de taqsim de acordéon con ella en México en 2012).
La interpretación del estilo clásico egipcio de una de mis maestras más inspiradoras, la bailarina brasileña Claudia Cenci, coreógrafa de El Clon con quien tuve el privilegio de estudiar en Madrid.
Y mi muy humilde interpretación personal del estilo clásico egipcio, acompañada del Ensamble Baraka, que toca un tema de la cantante egipcia Um Kulthum: “Alf leyla wa leyla”, en el Restaurante Miguel de la Ciudad de México.
Ante la imposibilidad de abarcar a todas las bailarinas egipcias, sirvan estos ejemplos para  rendir tributo a la valentía de estas mujeres, que se entregaron a su pasión por la danza pese al desapruebo social que suscita en la sociedad egipcia.
(En 1999, el gran mufti Nasr Farid Wasil incluso emitió una fatwa en la que prohibía a las bailarinas de danza árabe peregrinar en La Meca por su indecencia… luego, se retractó.  Asimismo, el abogado egipcio Nabeeh Al Wahsh presentó una demanda contra los productores del programa de televisión  “Shari’ Imhmad Ali” (Calle Mohammad Ali) -presentado por la bailarina Dina- porque buscaba crear una nueva generación de bailarinas de danza árabe, algo “éticamente intolerable”, por mencionar sólo dos ejemplos).
A lo largo de la historia han sido varios los intentos en Egipto de proscribir esta danza, afortunadamente todos sin éxito hasta el momento. Hubo una época en la que se prohibió a las bailarinas mostrar el vientre, por lo que la moda en los trajes de danza árabe empezó a incluir una malla semi transparente que les cubría el torso.
Lo curioso es que actualmente, en las bodas de lujo, en los hoteles de cinco estrellas y en los centros nocturnos de la calle de las Pirámides de El Cairo el plato fuerte sigue siendo el espectáculo de danza árabe. Asimismo, durante el auge del cine egipcio entre los años 30 y 60 de la década pasada, innumerables bailarinas aparecieron en la pantalla grande.
Desde el punto de vista islámico, esta prohibido bailar este tipo de danza en público, puesto que la mujer sólo debe mostrar su cuerpo a su marido. No obstante, ya sería tiempo de que Egipto se reconciliara con su danza por excelencia y empezara a promoverla y valorarla como la expresión artística que es considerada en Occidente.
El estilo egipcio no es algo estático, sino que ha evolucionado con el paso del tiempo. Quizá el mejor ejemplo de esta evolución sea Randa Kamel, quien dice que ahora los movimientos se sacan desde dentro. Un simple acento de cadera ascendente se ve distinto cuando se hace con los músculos del vientre que cuando se utilizan otras partes del cuerpo para mover la cadera, como las piernas, un estilo que ella considera anticuado.
Lo cierto es que el estilo egipcio es único y auténtico, no solo por el sentimiento que le imprimen sus intérpretes sino por sus shimmies cadenciosos, por los delicados movimientos de manos y brazos y por las figuras que dibujan las caderas de sus bailarinas, que dicen TODO sobre la música que interpretan.
Danza árabe en México | Giselle Habibi

martes, 27 de enero de 2015

Las frustraciones de los bailarines de Tango

Las frustraciones de los bailarines de Tango 

pintura-pareja-tangueraHombres y mujeres, siempre tenemos un momento (o varios) en donde sentimos que nuestro baile no anda bien. A veces es sentir que no avanzamos o que no aprendemos; que el equilibrio no mejora, las marcas no salen claras, que nos cuesta la música, la postura o sentimos que siempre hacemos lo mismo y así decimos que nuestro aprendizaje se estancó. Estos momentos nos frustran, nos ponen rígidos y hasta nerviosos. En los años de comienzo del aprendizaje de la danza, esto ocurre a menudo, haciendo más lento y menos placentero el desarrollo de la danza. A veces es una traba puramente psicológica, pero otras sucede porque alguien que venía desarrollando su baile rápidamente, se encuentra con que cuanto más sabe, aprende cosas más complejas y por ende, más lento se vuelve todo, creyendo que por no aprender todo el tiempo velozmente, uno aprende o desarrolla menos que antes. Hay que saber que todo el mundo -como los chicos-, aprende más rápido en los comienzos básicos y lo que sea el perfeccionamiento real, lleva mucho más tiempo.

Como evitar frustrarse:

Principalmente, hay que enfocar el tango como un disfrute y no como una exigencia. Debe sentirse como un juego, y no como un trabajo. Claro que si uno es piola, sabe que mientras más se sepa, mas se puede uno relajar y mientras más se relaja el baile, todo sale más lindo. Por eso, es que si tanto nos gusta esta actividad, hay que tomar clases para hacerlo bien; teniendo dedicación y al mismo tiempo un respeto por los tiempos del propio cuerpo; y Este es un importante punto:
Muchas veces nos enojamos con nosotros mismos/as por el hecho de que las cosas no nos salgan a pesar de practicar y estudiar esforzadamente. Paciencia; que el cuerpo y la mente no van al unísono. Siempre digo que “El cuerpo es más tonto que la cabeza”, la cabeza piensa y entiende los pasos, técnicas y músicas mucho más rápido que el cuerpo… el cuerpo siempre llega tarde… es por eso que uno debe que practicar lo aprendido muchas veces sin apuro, para que en algún momento el Cuerpo lo acepte. Practicar es darle tiempo al cuerpo, equivocarse todo lo que sea necesario, aprender y preguntar sin miedo, a quien sepa, todo lo que se pueda.
Como profesor, he tenido muchos de esos alumnos que dicen: –  “Esto ya lo sé” – , o -“Esto ya lo vi” -, y -“Cuando vemos algo nuevo?” - .
Estas preguntas son clásicas de alguien que justamente no aprendió correctamente ni desarrolló bien lo que afirma haber aprendido y esta falla, es por la simple razón de que piensan así: solo en aprender nuevas cosas, no deteniéndose en desarrollar bien y en profundidad lo recién aprendido por ansiedad o soberbia. El aprendizaje del tango no tiene límites, si uno es paciente, curioso y abierto a auto superarse, siempre se sigue mejorando y desarrollando con una guía correcta. Cuanto más sabio se es, más se vuelve a lo básico y esencial: mejorar el caminar, el contacto, la música, la pisada, y el abrazo. El aprender cuando uno sabe ya mucho, es más complicado, pues se trata de perfeccionar errores pequeños y sutiles. Cuando uno es joven en el aprendizaje, todo es más brutal y los errores son grandes y claros, por tanto es más fácil notarlos y pulirlos (o debería decir “limarlos”?). En proporción uno aprende siempre más rápido el primer año o el segundo año, y a partir de allí cobra importancia sostener lo aprendido y hacer que eso se desarrolle con el estilo que uno eligió o quizá con el que uno decidió desarrollar. (*) Quienes llevamos bailando muchos años, nos damos cuenta de que no hace falta saber cantidad, sino calidad. Por ejemplo Es un común que los hombres que aprendieron durante muchos años y bien, sepan entre 20 y 30 pasos diferentes, sin embargo, solo terminan usando entre 8 o 14.
También hay una idea de que la mujer para bailar bien debe hacer mil adornos, usar los zapatos más altos y esperar todo momento para lucirse o  hacer algo espectacular… A quien se le ocurrió tal tontería?. Por suerte, la mayoría de hombres y mujeres luego de pasar muchos años bailando, van dejando un atrás la idea y conducta de un baile frenético, apurado y agitado; y tarde o temprano descubren la sensibilidad y la conexión… Y por fin la música, que es lo mismo.

La experiencia, nos indica que los esfuerzos físicos son innecesarios para bailar.

Hay hombres buscan constantemente nuevos pasos, y mujeres buscan aprender cientos de adornos. Esto es totalmente perjudicial a menos que uno pretenda hacer show, bailar para mostrarse y trabajar de eso. No es necesario siempre aprender cosas nuevas, si no aprender muy bien lo que se estudie, por básico que sea. Muchos de estos problemas vienen también de alumnos que no tienen un real seguimiento de parte de sus profesores, quienes los dejan avanzar en niveles de dificultad, sin mirar si tienen buena técnica o si están preparados para eso. Lamentablemente muchas clases no separan en niveles reales a los grupos de estudiantes y esto hace que todos se perjudiquen, ya que al mezclar niveles de alumnos unos deben apurarse y otros retrasarse para nivelar la clase.

La continuidad es Fundamental:

En los comienzos del aprendizaje, es muy bueno, tomar varias clases periódicas, unas tres o cuatro clases por semana. Ya que una o dos son pocas, pero ojo; más de cuatro es un agobio para el cuerpo y la mente. El cuerpo asimila mucho mejor con un aprendizaje periódico pero siempre relajado. Cuando alguien me pregunta: Cuanto se tarda en aprender a bailar bien?.. Yo contesto que depende de la dedicación y continuidad. Por eso es que no existe un “Masomenos”.
Las metas: A veces, fijarse una meta es algo bueno. Me refiero en cuanto al baile. Como decir: “_quiero lograr sentirme bien bailando, ir a la milonga y bailar bien con tantas personas” o pensar _:”cuando logre entenderme bailando con cualquier mujer/hombre, voy a estar contento/a”, o mucho más simple, _:”Quiero disfrutar y divertirme sintiendo y estando seguro de que a quien saqué a bailar le sucede lo mismo que a mí porque mi baile así lo sugiere…
Esto no debe ser el fin de la meta, si no una primera etapa, pero ya es un comienzo.
Aprender seriamente y con dedicación pero de manera relajada muy importante, y siempre aprender jugando. No hace falta para esto pensar en bromear, el juego sensible del baile es lo que nos debe llamar. Es el juego de: Yo te llevo, vos me seguís, y lo hacemos sobre una música que nos dicta y suscita sentimientos.
(*)Hay bailarines que luego de aprender bien uno o más estilos, terminan haciendo su propio estilo mezclando varios o quedándose con lo que más le gusto de lo aprendido.
Publicado por: Manuel Gonzalez - diciembre 11, 2009 En: Articulos
De “El Amague”