martes, 27 de enero de 2015

Las frustraciones de los bailarines de Tango

Las frustraciones de los bailarines de Tango 

pintura-pareja-tangueraHombres y mujeres, siempre tenemos un momento (o varios) en donde sentimos que nuestro baile no anda bien. A veces es sentir que no avanzamos o que no aprendemos; que el equilibrio no mejora, las marcas no salen claras, que nos cuesta la música, la postura o sentimos que siempre hacemos lo mismo y así decimos que nuestro aprendizaje se estancó. Estos momentos nos frustran, nos ponen rígidos y hasta nerviosos. En los años de comienzo del aprendizaje de la danza, esto ocurre a menudo, haciendo más lento y menos placentero el desarrollo de la danza. A veces es una traba puramente psicológica, pero otras sucede porque alguien que venía desarrollando su baile rápidamente, se encuentra con que cuanto más sabe, aprende cosas más complejas y por ende, más lento se vuelve todo, creyendo que por no aprender todo el tiempo velozmente, uno aprende o desarrolla menos que antes. Hay que saber que todo el mundo -como los chicos-, aprende más rápido en los comienzos básicos y lo que sea el perfeccionamiento real, lleva mucho más tiempo.

Como evitar frustrarse:

Principalmente, hay que enfocar el tango como un disfrute y no como una exigencia. Debe sentirse como un juego, y no como un trabajo. Claro que si uno es piola, sabe que mientras más se sepa, mas se puede uno relajar y mientras más se relaja el baile, todo sale más lindo. Por eso, es que si tanto nos gusta esta actividad, hay que tomar clases para hacerlo bien; teniendo dedicación y al mismo tiempo un respeto por los tiempos del propio cuerpo; y Este es un importante punto:
Muchas veces nos enojamos con nosotros mismos/as por el hecho de que las cosas no nos salgan a pesar de practicar y estudiar esforzadamente. Paciencia; que el cuerpo y la mente no van al unísono. Siempre digo que “El cuerpo es más tonto que la cabeza”, la cabeza piensa y entiende los pasos, técnicas y músicas mucho más rápido que el cuerpo… el cuerpo siempre llega tarde… es por eso que uno debe que practicar lo aprendido muchas veces sin apuro, para que en algún momento el Cuerpo lo acepte. Practicar es darle tiempo al cuerpo, equivocarse todo lo que sea necesario, aprender y preguntar sin miedo, a quien sepa, todo lo que se pueda.
Como profesor, he tenido muchos de esos alumnos que dicen: –  “Esto ya lo sé” – , o -“Esto ya lo vi” -, y -“Cuando vemos algo nuevo?” - .
Estas preguntas son clásicas de alguien que justamente no aprendió correctamente ni desarrolló bien lo que afirma haber aprendido y esta falla, es por la simple razón de que piensan así: solo en aprender nuevas cosas, no deteniéndose en desarrollar bien y en profundidad lo recién aprendido por ansiedad o soberbia. El aprendizaje del tango no tiene límites, si uno es paciente, curioso y abierto a auto superarse, siempre se sigue mejorando y desarrollando con una guía correcta. Cuanto más sabio se es, más se vuelve a lo básico y esencial: mejorar el caminar, el contacto, la música, la pisada, y el abrazo. El aprender cuando uno sabe ya mucho, es más complicado, pues se trata de perfeccionar errores pequeños y sutiles. Cuando uno es joven en el aprendizaje, todo es más brutal y los errores son grandes y claros, por tanto es más fácil notarlos y pulirlos (o debería decir “limarlos”?). En proporción uno aprende siempre más rápido el primer año o el segundo año, y a partir de allí cobra importancia sostener lo aprendido y hacer que eso se desarrolle con el estilo que uno eligió o quizá con el que uno decidió desarrollar. (*) Quienes llevamos bailando muchos años, nos damos cuenta de que no hace falta saber cantidad, sino calidad. Por ejemplo Es un común que los hombres que aprendieron durante muchos años y bien, sepan entre 20 y 30 pasos diferentes, sin embargo, solo terminan usando entre 8 o 14.
También hay una idea de que la mujer para bailar bien debe hacer mil adornos, usar los zapatos más altos y esperar todo momento para lucirse o  hacer algo espectacular… A quien se le ocurrió tal tontería?. Por suerte, la mayoría de hombres y mujeres luego de pasar muchos años bailando, van dejando un atrás la idea y conducta de un baile frenético, apurado y agitado; y tarde o temprano descubren la sensibilidad y la conexión… Y por fin la música, que es lo mismo.

La experiencia, nos indica que los esfuerzos físicos son innecesarios para bailar.

Hay hombres buscan constantemente nuevos pasos, y mujeres buscan aprender cientos de adornos. Esto es totalmente perjudicial a menos que uno pretenda hacer show, bailar para mostrarse y trabajar de eso. No es necesario siempre aprender cosas nuevas, si no aprender muy bien lo que se estudie, por básico que sea. Muchos de estos problemas vienen también de alumnos que no tienen un real seguimiento de parte de sus profesores, quienes los dejan avanzar en niveles de dificultad, sin mirar si tienen buena técnica o si están preparados para eso. Lamentablemente muchas clases no separan en niveles reales a los grupos de estudiantes y esto hace que todos se perjudiquen, ya que al mezclar niveles de alumnos unos deben apurarse y otros retrasarse para nivelar la clase.

La continuidad es Fundamental:

En los comienzos del aprendizaje, es muy bueno, tomar varias clases periódicas, unas tres o cuatro clases por semana. Ya que una o dos son pocas, pero ojo; más de cuatro es un agobio para el cuerpo y la mente. El cuerpo asimila mucho mejor con un aprendizaje periódico pero siempre relajado. Cuando alguien me pregunta: Cuanto se tarda en aprender a bailar bien?.. Yo contesto que depende de la dedicación y continuidad. Por eso es que no existe un “Masomenos”.
Las metas: A veces, fijarse una meta es algo bueno. Me refiero en cuanto al baile. Como decir: “_quiero lograr sentirme bien bailando, ir a la milonga y bailar bien con tantas personas” o pensar _:”cuando logre entenderme bailando con cualquier mujer/hombre, voy a estar contento/a”, o mucho más simple, _:”Quiero disfrutar y divertirme sintiendo y estando seguro de que a quien saqué a bailar le sucede lo mismo que a mí porque mi baile así lo sugiere…
Esto no debe ser el fin de la meta, si no una primera etapa, pero ya es un comienzo.
Aprender seriamente y con dedicación pero de manera relajada muy importante, y siempre aprender jugando. No hace falta para esto pensar en bromear, el juego sensible del baile es lo que nos debe llamar. Es el juego de: Yo te llevo, vos me seguís, y lo hacemos sobre una música que nos dicta y suscita sentimientos.
(*)Hay bailarines que luego de aprender bien uno o más estilos, terminan haciendo su propio estilo mezclando varios o quedándose con lo que más le gusto de lo aprendido.
Publicado por: Manuel Gonzalez - diciembre 11, 2009 En: Articulos
De “El Amague”