domingo, 23 de enero de 2011

"La zapatilla ideal para cada pie."



La elección de un calzado adecuado para cada actividad y tipo de pisada reduce el riesgo de lesiones:

Elegir zapatillas no es tarea fácil. La abrumadora oferta de marcas y modelos confunde desde la vidriera de la casas de deportes. Y es así como la elección suele quedar librada al más o menos certero consejo del vendedor o a nuestro no siempre bien adiestrado criterio.

"La gente elige zapatillas por lo estético. A veces tiene suerte, pero otras veces, no, y elige un calzado que no es adecuado para su pisada ni para sus requerimientos de estabilidad o amortiguación", asegura Gustavo Güerzoni, licenciado en kinesiología y fisiatría, coordinador del Nike Running Lab.

"Es fundamental, también, tener en cuenta el tipo de uso que se les va a dar -agrega Fernando Colombo, Category Manager de Runing de Adidas-, así como el peso del corredor, ya que, a mayor peso, más importante es tener una mejor amortiguación y soportes para que el pie y sus articulaciones no sufran los impactos.

Usar un calzado inadecuado para realizar actividad física no sólo atenta contra el rendimiento esperado, sino que aumenta el riesgo de sufrir lesiones o, dicho de otra forma: "Hay alteraciones de la pisada que pueden llevar a sufrir una lesión, y usar el calzado adecuado es la forma de prevenirlas".

Dime cómo pisas...

Existen tres tipos de pisada: neutra, pronadora o supinadora. La pronación es la rotación hacia adentro del eje longitudinal del pie y, si bien es una respuesta natural del pie para disipar la carga que recibe a cada paso, existen distintos grados de pronación. Y a mayor severidad, mayores son los riesgos de lesión.

"El 90% de las afecciones de miembros inferiores se relacionan con la sobrepronación, que, a su vez, suele estar asociada al pie plano -comenta Güerzoni-. Al igual que las personas de mayor peso corporal, los sobrepronadores necesitan un calzado con máxima estabilidad."

La pisada supinadora, por el contrario, es aquella en la que el pie rota hacia afuera de su eje longitudinal. "Esta pisada se debe, generalmente, a un pie con un arco muy pronunciado -señala Colombo-. Este tipo de pie es muy rígido y carece de movilidad para amortiguar, por lo que puede sufrir distintas lesiones."

La pisada neutra, según aclara, no tiene problemas por corregir. Pero ¿cómo conocer el tipo de pisada propia? Si bien hay signos que pueden delatarlas -los pronadores deforman las zapatillas en su cara interna, mientras que los supinadores gastan rápidamente su cara externa-, hoy existen estudios que permiten realizar una evaluación precisa de la pisada.

Uno de los más modernos es el sistema Footscan. "Consiste en una plataforma con más de 8000 sensores que captan las diferentes presiones realizadas tanto en forma estática como dinámica, durante las distintas fases de apoyo del pie durante la marcha", explica Güerzoni.

Esta evaluación de la pisada arroja, en cuestión de minutos, valiosa información sobre el tipo de pisada y sobre la existencia de alteraciones de la estabilidad en distintas partes del pie, al mismo tiempo que informa sobre cuáles son los puntos de presión o hiperpresión al pisar.

Todo ese cúmulo de información permite determinar cuál es el tipo de calzado más adecuado (para pisadas pronadoras, neutras o supinadoras), y sirve también para la elaboración -en caso de ser necesarias- de plantillas correctivas, funcionales o que aporten un mayor confort.

"Hoy en día, existe una gran diversidad de materiales para las plantillas, que a partir de un preciso diagnóstico de la pisada pueden utilizarse para diseñarlas y personalizarlas, brindando la solución ortopédica necesaria, según peso y edad", afirma Güerzoni.

"Muchos atletas de elite ya están utilizando las plantillas, aun teniendo una pisada considerada normal, con el objetivo de asegurarse estabilidad y confort", concluye.

1000 km
Es la vida útil de un calzado

En promedio, un calzado deportivo puede brindarnos sus servicios entre 800 y 1200 km, no más.

90%
De las lesiones

En miembros inferiores, como la tendinitis del talón de Aquiles, se asocian a pisadas sobrepronadoras.

Domingo 23 de enero de 2011 Publicado en edición impresa

Sebastián A. Ríos
LA NACION

viernes, 8 de octubre de 2010

Los reyes de la milonga

Hay cada vez más lugares para bailar el tango, y en ellos mandan los DJ ´s , convertidos en figuras internacionales

Viernes 8 de octubre de 2010 Publicado en edición impresa de La Nación de Argentina
Los reyes de la milonga
Horacio Godoy está orgulloso de su local, La Viruta: es una de las milongas más populares de Buenos Aires. Ver mas fotos

Por Marina Gambier
LA NACION

Hace poco menos de 15 años, Félix Picherna, que entonces le ponía música a la milonga más tradicional de Villa Urquiza, tomó el micrófono y, como era su costumbre, hizo una breve introducción para anunciar la tanda de temas que seguían. Le gustaba hacer el papel de maestro de ceremonias. Había debutado en 1958 en el Club Viento Norte y, a sus casi 60 años, ya era considerado el decano de los disc-jockeys de tango. Sin embargo, vivía con lo justo en una piecita cedida por el club. "Señoras y señores, se hace presente en la pista del Sunderland Club el maestro Carlos Cayetano Di Sarli", dijo, dando por sentado que todos los presentes conocían al famoso compositor y director de orquesta, muerto en 1960. Pero la milonga ya no era la misma que décadas atrás: aquella noche, entre la concurrencia había jóvenes. Un parroquiano que estuvo presente cuenta que un bailarín principiante, buscando con la mirada entre el público, preguntó: "¿Dónde, dónde, che? ¿Cuál es Di Sarli?".

La anécdota ilustra un fenómeno que despuntó a comienzos de los años 90 y que tomaría una dimensión planetaria en los años posteriores: los hijos empezaban a interesarse por la música de sus padres, y Picherna, casi sin proponérselo, inauguraba con su estilo un camino estelar para el desarrollo de un oficio que antes había pasado inadvertido y que en los últimos tiempos alcanzó una relevancia insospechada en la escena del 2x4. Además del poder de convocatoria del organizador, de la calidad del piso y el servicio de bar, el musicalizador devino en pieza fundamental dentro del engranaje de la milonga. Desde su cabina, ya sea con la computadora o con los discos, es el responsable de encender el fuego de la pista. En otras palabras: debe lograr que la gente se levante de su silla y baile, porque para eso, y no para otra cosa, pagó la entrada. El crecimiento de su figura dentro del circuito de las tanguerías es consecuencia directa del fanatismo que volvió a despertar en el mundo la danza rioplatense desde que el espectáculo Tango argentino se consagró en el City Center de Brodway, Nueva York, en 1986.

"Eran unos 15 bailarines entrados en años, y a veces en kilos, bailando ese favorito viejo y decadente, el tango. Cuatro cantantes llorando sus penas en español y una orquesta cargada de bandoneones. Las mujeres venían vestidas de negro; los hombres se engominaban. Al calor del espectáculo, surgieron bailarines en todo el mundo", decía en una entrevista con LA NACION el coreógrafo Claudio Segovia, creador de aquel show, en el que participaron, entre otros, Juan Carlos Copes, María Nieves, Milena Plebs y Miguel Ángel Zotto, la elite del ambiente.

Video: dj´s de tango, el alma de la milonga

Aquel éxito detonó un boom que dura hasta hoy y que algunos han dado en llamar la tercera globalización del tango, después del tango cantado de Gardel, en la década del 20, y de la música de Astor Piazzolla, en la del 60. En Buenos Aires se fueron multiplicando los salones. A la devoción de una nueva generación de argentinos se sumó la oleada de extranjeros que cruzaron el océano (y siguen cruzándolo, favorecidos por la devaluación de la moneda local) para aprender la técnica y los códigos del baile, que siguen siendo los mismos que al principio de los tiempos [ver recuadro]. Lo que nadie, ni los mismos protagonistas, imaginaba es que esa resurrección, que parecía tan poco probable, generaría una fuente de trabajo para los viejos milongueros que sostuvieron el tango cuando, en la década del 60, lo daban por muerto.

Los que vieron el filón del negocio se reciclaron y ahora son profesionales que integran la legión de docentes que recorren Europa, Asia y Estados Unidos, enseñando y participando en festivales. Y hasta tienen cuentas en Twitter y perfiles en Facebook, la bitácora de sus travesías internacionales. En la "tangósfera" hay lugar para todos. Los más viajados aseguran que existen aproximadamente mil milongas en distintos rincones del planeta. Según el sitio milmilongas.com , sólo en Berlín hay 35, ocho en Bruselas, cuatro en Taipei y 25 en Roma, varias de ellas musicalizadas por el eterno Picherna. Hace ya 12 años que él ejerce su oficio en Italia, donde es una celebridad que ha inspirado libros y documentales de cine. Los fines de semana, toma el tren desde Roma y recorre las ciudades vecinas con su valijita llena de cassettes, porque a él no lo convencen las tecnologías del siglo XXI. Segundos antes de arrancar la tanda, cuentan, se lo ve rebobinando las cintas con una birome.

"Gracias a él los DJ de tango tenemos el camino hecho. Nadie nos invitaría a Europa si no fuera por todo lo que él anduvo antes", dice Damián Boggio, uno de los primeros musicalizadores del siglo XXI. Esta entrevista se realizó vía Facebook porque, como todos los años desde 2004, Boggio pasa tres meses de gira por Suiza, Rusia, Gran Bretaña, Alemania, Corea, Japón, Taiwán, Holanda, Turquía e Italia. "Cuando empecé, en 1999, era el más joven. Yo formo parte de una generación que llegó al tango después del rock, de la universidad, después de tantas cosas... Aprendí aconsejado por los viejos bailarines, que me fueron enseñando sobre orquestas y ritmos. Después de la caída del uno a uno, el tango bailado se transformó en una moda mundial y también en una fuente de trabajo. Primero surgieron profesores y maestros de danza, y después, naturalmente, aparecieron los disc-jockeys de tango", agrega Boggio.

Cambalache siglo XXI

Todavía suena esnob usar la expresión inglesa d-jay para referirse al pasadiscos, ese operador anónimo encargado, originalmente, de apoyar la púa sobre la pista del vinilo. Las primeras grabaciones aparecidas en el mercado eran de pasta y se usaron casi exclusivamente en las reuniones familiares, porque los bailes públicos se organizaban en torno a las grandes orquestas surgidas durante la edad de oro del género, desde la década del 40 hasta mediados de la del 50. Los sábados había hasta quince agrupaciones de primer nivel tocando en algún club de la Capital Federal. La concurrencia bailaba toda la noche al compás de esa única orquesta, que hacía dos o tres entradas de veinte minutos. Los músicos eran ídolos, en especial los cantores. A veces nadie bailaba, con tal de contemplarlos. "Por ejemplo, durante los carnavales Huracán contrataba a Troilo; Independiente, a Di Sarli, y así. Era una fiesta. La ciudad entera se había puesto a bailar. Eso duró hasta 1955, cuando se produjeron dos heridas mortales para el género: el rock y la Revolución Libertadora, que había sacado de la calle a la gente común", recuerda Osvaldo Natucci, DJ de reconocida trayectoria. Debutó a los 17 años en el Club Defensores de Florida, donde a los 6 había escuchado por primera vez a la orquesta de Aníbal Troilo. Hoy trabaja en Italia la mitad del año, pasando música y dictando conferencias sobre la historia del tango en la Universidad de Bolonia.

A partir de la turbulenta década del 60, las orquestas típicas fueron disolviéndose. Como era muy costoso contratarlas, los clubes y salones empezaron a recurrir a las grabaciones. En el interior, adonde nunca llegaban las orquestas, ya usaban ese soporte. Por lo general, la tarea quedaba en manos de un empleado del club o de un socio aficionado. "Ignoro cómo trabajarían, si habría dos bandejas o sólo una, pero lo cierto es que el club usaba sus propios discos y que anunciaban el programa en una pizarra -explica Gabriel Soria, vicepresidente de la Academia Nacional del Tango-. Colocaban, por ejemplo: ´Esta noche, baile con Osvaldo Pugliese´. Eso era un poco engañoso, porque Pugliese no estaba en persona. Otros lo aclaraban, pero al pie: ´Esta noche bailamos con Juan D´Arienzo´. Y más abajo se leía: ´Con selectas grabaciones´. Tengo varios ejemplares de pasta y de vinilo con el sello del Club Atlanta, entre otros."

La llegada del long play inició una revolución y con el tiempo dio origen a la tanda, concepto que hasta el momento no existía. Antes hubiera sido imposible integrar la producción de todas las orquestas en una misma noche. Primero se pasaba material de una sola agrupación, pero variando el repertorio según las épocas de sus grabaciones, hasta que finalmente surgió una norma o rutina única, que en general consiste en alternar secuencias de cuatro tangos, tres valses y tres milongas, separadas por breves cortinas de otros géneros musicales, como jazz, bossa nova , boggie-woggie , rock nacional, pop y, a veces, cumbias.

Para hacer selecciones atractivas, el DJ debe saber mucho de tango. Son cerca de dos mil los temas bailables que más se escuchan y el musicalizador debe hilvanarlos siguiendo una lógica. Ese bagaje lo diferencia de su colega, el DJ de música electrónica, que, además de cobrar mejores honorarios, dispone de un repertorio muy homogéneo que se va renovando constantemente. Lucía Plazaola, que aprendió el oficio con Natucci, considera que la exigencia es mayor cuando se trata de pasar música en Buenos Aires. Al terminar el secundario, debutó como moza en la milonga El Beso. El día que renunció el DJ del lugar, ella estaba lista para cubrir el puesto. Tenía 21 años. Con 26 cumplidos, ya anda por su tercera gira por Europa."De afuera parece una pavada, que apretás botoncitos y ya está. Pero no: tenés que estar atenta a muchas cosas", dice, mientras anota en un cuaderno el esquema tentativo de la noche. Desde su cabina, en el entrepiso del local, vigila el panorama de la pista, que irá mutando con las horas, en función de factores imprevisibles: si hay turistas, si ganó Racing y perdió Boca, si faltan hombres y sobran mujeres, si llueve o hace mucho calor. "Además de conocer de ritmos, es importante distinguir los arreglos, que varían mucho según los distintos períodos de cada orquesta. Sabemos que no suena igual una de 1955 que otra de 1935. Yo sigo siendo muy clásica en mis gustos. Ahora a El Beso viene gente más joven pero no por eso voy a romper con la impronta del lugar. Sería una traición y yo no soy de hacerme la loca", asegura. Aclara que "locura" sería pasar tango electrónico, por ejemplo. Eso va contra su ideología.

¿Qué pusiste, pibe?

Una velada puede ser inolvidable o un perfecto fracaso. El público es una democrática mezcla de médicos, remiseros, oficinistas, cosmetólogas, jueces, empresarios, abogados, escritores, médicos, actrices, biólogos, chapistas, pintores de brocha gorda, estudiantes y jubilados, que asisten con la intención de practicar la danza. Algunos aprecian la música de modo inconsciente. Para otros, es un elemento clave. Los milongueroscon muchos años de pista distinguen, al oír el primer tango de la tanda, qué temas vendrán a continuación. Si la selección es mala, probablemente se quejen en voz baja o encaren sin vueltas al responsable: el DJ está siempre en la mira.

Horacio "Pebete" Godoy admite que más de una vez tuvo que aguantar caras largas. Con sus 38 años de edad y 20 de profesión, se esmera para que en su propia milonga, La Viruta, no se produzca ni el más mínimo error. "En Buenos Aires hoy debe haber 20 buenos DJ de tango, pero no todos resisten un cuestionario sobre música -explica, recién llegado de Alemania-. La mayoría respeta los años, las épocas, los cantores. Pecan por demasiado correctos. Es cierto que en esto no podés innovar demasiado, a menos que conozcas los cerca de cien mil tangos grabados que existen, pero necesitás entender a tu público. Creo que yo ya tengo capacidad para comprender la energía de la pista y una cierta sensibilidad comercial: sé que hay muchos milongueros a los que no les va a gustar determinada orquesta; entonces, no la paso."

En la década del 70 quedaban no más de diez milongas en la Capital Federal. Hoy, según el calendario que publican las revistas del circuito, funcionan no menos de cien. Los sábados puede haber hasta 29 salones abiertos. Y hay para todos los gustos: los tradicionales (adonde conviene ir de elegante sport), otros informales, pero para gente mayor, y otros para que practiquen los más jóvenes, en jeans y zapatillas. En unas pocas predominan los bailarines eximios. También existe una milonga gay, aunque no necesariamente hay que ser homosexual para poder entrar. En los espacios bien organizados, el DJ dispone de una cabina que balconea sobre la pista, cuando no está sentado a una mesa.

Superada la etapa del CD y del Mp3, la mayoría de los disc-jockeys cuentan con una respetable colección de tangos almacenados en sus computadoras, lo que a veces les permite hacer una pequeña "trampa": el playlist , es decir, programar las secuencias de canciones para que se sucedan por sí solas. Por lo general, no lo hacen y están pendientes del clima de la pista. En una velada pasan cerca de 120 temas, que deben satisfacer el gusto de bailarines de destreza diversa. Es que aprender la técnica de la danza toma al menos diez años y sólo entonces una persona está en condiciones de disfrutar de la música por encima de la coreografía aprendida, según coinciden muchos.

Para Ramiro Gigliotti, bailarín profesional y autor del libro Veneno de tango , una recopilación de historias y anécdotas desopilantes del ambiente porteño, cada vez que sale a la pista, el bailarín hace un pacto con el DJ . "Para algunos milongueros, es un dilema de vida o muerte: hay orquestas con las que no pueden dejar de bailar y otras con las que jamás se levantarían de las sillas. Entonces, se establece una especie de acuerdo tácito con el DJ . Cuando él mezcla en una misma tanda distintas tendencias, quiebra el pacto. Sucede con los tangos instrumentales, aunque es más claro con los cantados. Por ejemplo, si el primero de la tanda tiene una letra referida al amor, el segundo habla de carreras de caballos y el tercero del progreso que todo lo arruina, no es una combinación feliz."

Antes, cuando en las milongas había orquestas en vivo y el público deseaba escuchar un tema determinado, escribía el título en un papelito y el mozo se lo acercaba a los músicos. Hoy se ahorran las formalidades. "Pibe, ¿tenés tal grabación?". Se supone que un DJ despierto conoce cuál es el top ten del tango. Son temas que nadie pide porque la audiencia da por sentado que no van a faltar.

"Al principio era bastante criticada -admite Silvia Ceriani, DJ de La Catedral, los jueves, y de Salón Canning, los lunes-. Porque hay quienes bailan hace mucho y no saben nada de orquestas. Les gusta una sola y no los sacás de ahí. Pero nunca pueden faltarte los cuatro papás del tango: Osvaldo Pugliese, Carlos Di Sarli, Aníbal Troilo y Juan D´Arienzo. Si no los pasás, algo le falta a tu milonga. Hoy la computadora permite el playlist , pero la gente se aburre: uno está en función del ánimo de la pista", agrega Ceriani.

En eso hay coincidencia. Con dos décadas de oficio y una colección estimada en 20.000 grabaciones, Mario Orlando, que tiene a su cargo los espacios más prestigiosos del circuito, busca las mejores piezas cuidando de que cada uno mantenga su identidad. En La Marshall, la milonga gay, pone temas con letras sugestivas para complacer a los asistentes, y en Sunderland nunca pone tangos agitados, porque ahí bailan con pasos largos y otro tipo de abrazo. En abril de este año viajó a Estocolmo, a Río de Janeiro y fue invitado a participar de un festival en Dubai. "Cada lugar tiene su personalidad. Por eso, pongo música diferente en cada uno. Tenés que estar siempre presente. Si me duermo o me aburro, eso se nota enseguida, la pista se pincha. Y en la pista está el resultado de la noche."

Abriendo el juego

En la Argentina, un DJ de tango gana entre 100 y 300 pesos por noche. En el exterior los dividendos son más jugosos. El que invita, en general el organizador de una milonga o de un festival, corre con los gastos: un mínimo de 150 euros de honorarios por noche, pasaje y estadía completa. Y fuera del país el DJ camina por la alfombra roja, porque su figura es muy valorada, sobre todo si es porteño.

En los últimos años surgieron serios competidores en Europa y Estados Unidos, como Tommaso Fiorilli, un italiano famoso por hacer mezclas osadas que no siempre suenan mal. Ésa es otra de las ventajas con las que cuenta un DJ local cuando trabaja en el extranjero: hay menos presión. El público es más permeable a las nuevas propuestas. Se animan al tango electrónico, tan resistido en las milongas de Buenos Aires, o a bailar con otros soportes, como los discos de vinilo, la última tendencia en todo el mundo. "Acá es muy difícil dejar a todo el mundo contento. Tienen una estructura muy ortodoxa, les cuesta el cambio. Pero afuera escuchan de todo, te podés jugar -sostiene Gustavo Rosas, DJ diplomado en la Escuela Argentina de Oscar Calderón-. En un festival en Catania, Sicilia, y en Bruselas, pasé tango electrónico, de puro macho, y funcionó. Muchos maestros se quejan, pero la gente que entra por lo electrónico va afinando el oído y después empieza a pedir Canaro, los románticos, Fresedo. Eso suma, va purificando el gusto, acelerando esta movida del tango, que es impresionante."

Rosas tiene una colección de 13.000 vinilos. Una vez viajó con 80 de ellos en la mano por miedo a despacharlos en la bodega del avión. Son su tesoro. "Desde 2005, volvió a usarse el LP. Los buenos DJ coinciden en que es el mejor soporte, por la calidad del sonido. Sea cual fuera el formato, el sonido debe llegar al público con la mejor calidad. Además te permite trabajar en tiempo real, manejar los efectos", dice, a pocas horas de iniciar un tour que terminará en el Festival de Tango de Belgrado, en Serbia.

De todas formas, difícilmente un DJ de tango se atreva a hacer una revolución mayor. Hace falta un espíritu rebelde para cambiar los paradigmas de un género cargado de nostalgia y en el que predomina la idea de que nunca nadie podrá superar la sensibilidad de los músicos de la primera mitad del siglo XX. No obstante, están surgiendo los valientes.

"El Polaco Goyeneche me llevó a Troilo y a otros compositores. Me metí mucho con el tango canción, escuchando a Francisco Fiorentino, a Floreal Ruiz. Me atrajeron desde el punto de vista poético, porque me sentía reflejado. Como el rock, habla de cosas parecidas", dice Gabriel Plaza, periodista y crítico de música de este diario y DJ desde 2005. "Lo que me interesa de la profesión es tener un papel más artístico, hacer un personaje que juega, buscando más allá de la musicalización, tratando de que sea un acto creativo. Por eso puedo decir que mi referente es Picherna, que tuvo y tiene esa actitud hacia el trabajo. Él mismo es una puesta estética", afirma DJ Inca, el seudónimo artístico de Plaza. Debutó en un festival en Roma y luego siguió en París, Hong Kong y Nueva York, musicalizando festivales en los que se dio el gusto de incluir bandas alternativas, por ejemplo, La Chicana. Actualmente, junto con el DJ Simja Dujov (productor de música balcánica), experimentan remixando en vivo tangos electrónicos con grabaciones de orquestas de los años 40. Suman ritmos de Europa del Este y voces sampleadas de Gardel: una apuesta arriesgada, pero que puede hacer historia. Después de todo, el público siempre se renueva. "Como no tengo los prejuicios de los que ya están en el ambiente, me permito romper reglas y establecer las propias, sin perder de vista la sensación de la pista. Si bien estamos en función del bailarín, yo también me tengo que divertir. Por eso creo que hay una parte de todo este ritual que es muy buena, pero también los rituales se deben ir renovando, aggiornando . Finalmente, somos de otra generación", explica.



Algunas direcciones

La Viruta
Armenia 1366, Palermo Soho
www.laviruta.com.ar

Club Sin Rumbo
José Pascual Tamborini 6157, Villa Urquiza

La Marshall
Maipú 444
www.lamarshall.com.ar

Club Villa Malcom
Av. Córdoba 5064, Palermo

Gozoso Jueves
en La Catedral, Sarmiento 4006, Almagro
www.lacatedralclub.com

Salón Canning
Sacalabrini Ortiz 1331, Palermo
www.parakultural.com.ar

viernes, 3 de septiembre de 2010

El Festival de Tango y el Mundial de Baile 2010




Tango 2010: balance

Un evento que crece dentro y fuera del país

Visitaron el festival unos 100.000 extranjeros:

El Festival de Tango y el Mundial de Baile siguen creciendo en cantidad de artistas y de público. Según los datos oficiales, cerca de 350.000 personas asistieron al Festival y al Mundial en las últimas dos semanas, según cifras del gobierno porteño. Por la programación del festival pasaron 550 artistas, que realizaron ciento cincuenta espectáculos (de los cuales trece fueron producciones propias del festival). Mientras que en el campeonato mundial de baile de Tango Salón y Tango Escenario participaron 460 parejas de 21 países.
Una encuesta realizada por el Ente de Turismo de la Ciudad estima que este año 100.000 extranjeros visitaron la ciudad por el Festival de Tango. El 29,4% que llegó a la ciudad lo hizo puntualmente motivado por el tango, mientras que en 2008 lo hizo el 19% de los extranjeros. Se estima que esos cien mil visitantes dejaron un impacto de cien millones de dólares de gasto en la ciudad, confirmando aquello de que "el tango es como la soja porteña".

El festival creció en visibilidad fuera del país, entre el público local, y llegó este año incluso a nuevos sectores alejados generacionalmente del tango. Lo que se impone de alguna manera es la necesidad de hacer crecer ciertas estructuras del festival: espacios como el de la sede principal quedaron demasiado chicos e incómodos y se siguenextrañando aquellas milongas multitudinarias en el Obelisco.

En términos artísticos, la edición que pasó dejó varias postales para el recuerdo como la noche de homenaje a Horacio Salgán, la emoción final del campeonato de Tango Salón y Escenario, la presencia de un artista internacional como Rubén Blades cantando "Pedro Navaja" versionado al tango, las "tribus" jóvenes que coparon la noche de los Tangos Ricoteros y el tributo a un gran milonguero como Osvaldo Zotto (muerto a principio de año) y el reconocimiento a la gran María Nieves, pareja durante muchos años de Juan Carlos Copes.

Lo mejor. Las producciones creadas especialmente para el festival aportan novedad, experimentación y un riesgo necesario para mostrar las distintas facetas de la escena actual del tango. Otro logro fue darles mayor espacio a los espectáculos de danza y su desarrollo coreográfico.

Lo peor. El sistema de reparto de entradas anticipadas sigue siendo un tema por resolver. Muchas salas aparecen con un alto porcentaje de butacas desocupadas porque los asistentes deciden no ir a último momento. El Punto de Encuentro, a pesar de ser un edificio art decó recuperado para la ciudad, ofrecía muy poca capacidad.

Rescates. Así como el festival abre su espacio a las nuevas producciones, también mantiene en paralelo su perfil histórico. Este año se habló del estilo Salgán (además, don Horacio se sentó al piano en el escenario del teatro 25 de Mayo) y también hubo rescates mediante charlas y conciertos de artistas como Eduardo Rovira.

Orientales. La presencia de músicos y bailarines de Japón crece de manera exponencial. Este año algunas bailarinas se destacaron en los campeonatos de baile. También se lució la orquesta Aurora. Mientras que los orientales, pero del Río de la Plata también siguieron viniendo. Este año se creó una orquesta entre músicos argentinos y uruguayos dirigida por Andrés Linetzky, con repertorio de las dos orillas. Otro punto alto fue el concierto de Luciano Supervielle de Bajofondo.

Tango hoy. La nueva generación ocupó un espacio central en jornadas importantes, lo que habla de la madurez en los artistas de la actualidad como el caso del Chino Laborde y Dipi Kvitko, la orquesta Rascasuelos que dirige Patricio Bonfiglio, la presentación de la típica de Ariel Ardit, la aparición de revelaciones como Cucuza Castiello y Marisa Vásquez, los electrónicos y orquestales Otros Aires, y la dupla de Tute y Lucero con sus tangos nuevos. El futuro está asegurado.

Se dice. Quizá por el frío polar de este invierno, se volvió a hablar de tener un festival en meses climáticamente más benévolos y de recuperar las grandes milongas cerca del Obelisco. De hecho, por la gran demanda del público este año en varias de las milongas cerradas en Punto de Encuentro hubo que cortar la calle Bartolomé Mitre y sacar parlantes y pantalla a la calle para bailar sobre el asfalto.

Los cruces. Este año la sorpresa vino por el lado de los cruces. Luis Borda con Rodolfo García y Emilio del Guercio de Almendra; Rubén Blades cantando junto a la orquesta de Leopoldo Federico sus canciones emblemáticas adaptadas a tangos y milongas, y el tributo Tangos Ricoteros de la joven orquesta típica Ciudad Baigón a las canciones de los Redondos, que convocó a un público que nunca se había acercado al festival y generó un runrún interesante en otros sectores del público y la prensa.

El llamado de atención. Durante su actuación, el Chino Laborde mostró su actitud punk a pesar de cantar tangos muy tradicionales y pidió al Secretario de Cultura Hernán Lombardi que vuelva a instituir el festival de tango durante el verano. Acto seguido le dedicó como recordatorio el tango "Cuando me entrés a fallar".

Las milongas. El ciclo de milongas programado durante la semana del Mundial sirvió para ponerle calor popular al Punto de Encuentro y reunió a las mejores típicas del género como la nueva Ojos de Tango y la tradicional Orquesta Color Tango.

Campeones mundiales. Los ganadores de Tango Salón fueron Sebastián Ariel Jiménez y María Inés Bogado de Buenos Aires. En Tango Escenario se alzaron con el título Diego Ortega y Chizuko Kuwamoto de Colón y Tokio, respectivamente.